Devocional semanal

JUGANDO CON DIOS

Santiago 1:2-8

A veces, creemos que la vida cristiana se limita a ciertas normas morales de conducta y que mientras yo asista regularmente a una iglesia, de mi ofrenda y mi diezmo y apoye en algún grupo, ministerio u organización, estaré bien delante de Dios; viviendo una doble moral, porque, mientras que en la iglesia se me conoce como un “hermano fiel”, mi vida y mi relación personal con Jesús, son pobres o inexistentes, buscando en la Palabra, solamente justificaciones para mis vicios o mis ideas carnales.

Quiero decir, que a veces, creemos que la Palabra de Dios justifica nuestras costumbres, pasiones, dietas, pasatiempos y pasamos nuestra vida, cuidando de ciertas áreas menos importantes y descuidamos lo que verdaderamente Dios quiere de nosotros como sus hijos, aquí el apóstol Santiago, habla fuertemente a la iglesia, comenzando con una palabra de ánimo, al decirnos que las pruebas en nuestra vida, ya sea económicas, emocionales o de salud, deben hacer salir de nosotros solamente una emoción, y es… ¡El gozo! Sabiendo que las pruebas deben producir un fruto del Espíritu en nosotros, como dice en Gálatas 5:22 y es, la paciencia.

Pero hoy en día, vivimos una vida tan agitada, que todo lo queremos como en el microondas, así como la comida rápida para llevar, queremos un cristianismo rápido, en el que las pruebas que pasemos en la vida sean tener cero deudas departamentales, cuentas de banco impecables y bajar de peso sin dieta, pero ¿Cristo de verdad dio su vida en la cruz para todo esto? ¿Acaso la preciosa sangre de nuestro Señor y Salvador sirve también para limpiar mi sangre de impurezas como colesterol y triglicéridos? Hermanos, el apóstol Santiago también nos dice que si nos falta sabiduría, pidamosla con fe sin dudar y no seamos como la onda del mar, en Efesios 4:14, el apóstol Pablo dice que “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error".

Así que dejemos de jugar con el Señor a que somos sus hijos y dejemos de ser de doble ánimo, como también dice Santiago, dejemos de ser como dice Pablo “niños fluctuantes”, flojos, berrinchudos y que un día adoran a Dios y al día siguiente viven como si ese Dios al que adoran nunca fuera a regresar… La venida de Cristo está cerca ¿Qué cuentas le daremos del trabajo que Él ha dejado en nuestras manos? ¿Qué cuentas daremos de la Palabra que Él ha puesto en nuestra mente y corazón? ¿Qué le diremos del evangelio que nos encomendó para ser anunciado? ¿Será que aceptará nuestras excusas de vivir tan ocupados haciendo dinero o ejercitando nuestro cuerpo en el gimnasio para descuidar lo más importante para Él? ¿Para quién estás viviendo ahora? ¿Para Cristo o para ti mismo? Deja de jugar con Dios y comienza a vivir, en serio, para Él.

Ebe Canul